Bendita sea tu bondad
dulce ternura del querer
tu amor arropaba
la triste orfandad
que me vio nacer.
Fue tu voluntad generosa
a más no poder
así te tenga en la gloria
el Señor del Gran Poder
pues el dolor y la pena
siempre lo venciste
con el tesoro de tu fe..
Con el calor de tus besos
me viste crecer
pero fue tu alma
limpia y diáfana
a más no poder
quien encendiera
la llamarada
que alumbra
todo mi ser.
En la otra vida
ruego por volverte a ver
pues el amoroso azul
de tu tierna mirada
era como un ángel
que calmaba mi sed.
Mérida 22-12-2001
Autor : Víctor Muñoz
Jiménez
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